14 de diciembre de 2012

Esto no es lo que me habían contado

Ver los toros desde la barrera como sanitarios es una cosa,
pero como cambia cuando estás del otro lado!
Ya lo he vivido como familiar de enfermo crónico, como familiar de paciente terminal, de primera mano como enferma y ahora como madre. Si, las pesadas de las embarazadas y los histéricos de los padres primerizos.

Queramos o no, somos la referencia para el paciente, el primer contacto, la mano que los guía por el proceso burocrático y normativo que conlleva ser "el paciente" (porque ese nombre, verdad?).
Tuve el placer de trabajar en pediatría al principio de mi carrera profesional y con los escasos conocimientos de la carrera y la ayuda de andar por casa de los programas del niño sano y mi compañera pediatra, salvé los trastos.

Ahora soy madre y esto no es lo que me habían contado. Y eso que yo llevo la experiencia de cuatro sobrinos. Como buenos padres primerizos, nos hemos leido todos los libros del mercado sobre crianza, sueño, alimentación y cuidados del bebé y, en cuanto al niño sano (a Dios gracias), creo que controlamos bastante. Cual no será mi sorpresa cuando descubro que uno de los profesionales a cargo de mi bebé sólo tiene una idea parcial sobre cuidados que ofrecerme.
A ver, que te pillen de sustituta sempiterna en una planta que no conoces demasiado, pase. Pero que un titular no esté al día y pueda aportar soluciones adaptadas a varios tipos de pacientes o varias ideas sobre crianza tiene delito. La valoración de nuestras necesidades de aprendizaje y la permanente puesta al día  mediante la educación continuada son una de nuestras obligaciones profesionales según indican los artículos 71 y 70 de nuestro código deontológico.

Y no hablo de gastarnos el sueldo en todo curso o libro que aparezca sobre el tema, es que en internet hay de todo y gratis.
Un esfuerzo a todos por favor, que somos muy necesarios.